PARA UN CATÁLOGO SOBRE DERRUMBES INTERIORES DE MUJER / JAMILA MEDINA




























Umbra apacenta muertos junto al desfiladero
sus labios son de limo    su piel
está sembrada de algas rojas
entre sus muslos cuelga un caramillo
un asa rota
ella lo pulsa sin saberse las manos
sin quebrarse:

—acá fue(i) Ilio
al(b)vus vientre blanco
acá yacen «ah, extranjero» sus coros
atrévete a mirar
apiádate
de este oleaje de espíritus sin óbolo

en estas costas
fue la Hélade una vez
sí que nos bienvendría
un poco de agua del Leteo
una estación de otoño para olvidar

acá fueron sagitas
lanzas humi
adheridas al talle como escamas
cadáver
esos fresnos clavados sobre mil polidoros
son su silva de hoy
son su atavío

la tierra misma también es un collar
vértebras engarzadas para rodear un cuello
circummulier

(misershlieman
que se perdió el acantilado
que no alcanzó a beber en estos cántaros del légamo
del musgo
no tuvo
un ancla de algas rojas que lo atara a la madre
un caramillo)

aquí fue la demorada fiesta
de los metales y los vasos
–camaleones–
de los vientres nacían ya empenachadas las cabezas
después romper el asa
aquel camino a los orígenes
ruta imposible a la inocencia –ephistropheé–
marcharse al campus
esperar que el sueño fuese
«justo allí
cuando las moiras lo hilen»

y fue la fila de troyanas con los odres abiertos
Uber
Uter
Urb(i)s
laudadoras del hueso:
oss
y de su boca:
os

cántico eterno de bacantes
una encima de otra
mulierumorbis alrededor del fuego
predestinadas más que prediciendo:

—esta es la raza de morir / hacia ti vamos / el vientre es una crátera / de donde mana leche / vino / viros/ somos copa coronada / somos la concurrencia /
nuestro oficio es el del ojo: / velar que el hombre-cieno regrese a su morada / y volver a moldear.

Umbra toma un ilíaco de su octavo esqueleto
Ilio
île
ínsula o concha que se lleva al párpado
para escuchar los gritos de las hilanderas
dolorisuxoressorores
verlas tejer: vestes cubilibus
rebaño con su piel
dobladas sobre el (h)uso
sobre el torno
verlas cortar las cintas-flautas que cuelgan de su centro
y presentir
otra ara de hueso
oss
un tercer rostro –empenachado–
os

las ve morirse
plañideras la otra sobre una
oye cantar desde lo alto
muralla-amortajadas
se están volviendo ellas también odre y vasija
de barro son [en] los espejos
color ladrillo
adoquín
adormideras
parecen flores cortadas sobre el lodo

se han echado
entre el mol y la sangre en los altares

son un cerco apretado de bocas:
ora-oran
son argamasa

entre ciudad y ciudad siente los coros
vuelven eternamente al elemento
se entierran mutuamente
se apisonan:

—nuestro mal no es morir / somos fuente y final / mardesembocadura ...
(Umbra con ellas)
—no importa dónde abramos nuestras arcas
dónde sembremos una nave
quién se atrevió a nombrar nuestros sudarios
Ilio es una caída interminable
un agua barbotando desde nuestro vientre
que no ha cesado de precipitarse
oíd el eco entre las piedras ítalas
ved el marchito sembradío de lenguas
que dejó Eneas a su paso
donde quiera que veáis torres alzándose
cubo sobre cubo de cristal soñados
hacia arriba
haciarriba
y un círculo de antorchas allá abajo
abrid los ojos y oiréis arder la llaga
caer las piedras
veréis a las pequeñas mujeres amarillas
per Umbra(s)
que dicen cualquier nombre:
—anna / masha / lin,
—y se van de cabezas hacia el fuego.


Imagen: Balthus



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