Umbra apacenta muertos junto al desfiladero
sus
labios son de limo su piel
está
sembrada de algas rojas
entre
sus muslos cuelga un caramillo
un asa
rota
ella lo
pulsa sin saberse las manos
sin
quebrarse:
—acá fue(i) Ilio
al(b)vus vientre blanco
acá yacen «ah, extranjero» sus
coros
atrévete a mirar
apiádate
de este oleaje de espíritus sin
óbolo
en estas costas
fue la Hélade una vez
sí que nos bienvendría
un poco de agua del Leteo
una estación de otoño para
olvidar
acá fueron sagitas
lanzas
humi
adheridas al talle como escamas
cadáver
esos fresnos clavados sobre mil
polidoros
son su silva de hoy
son su atavío
la tierra misma también es un
collar
vértebras engarzadas para rodear
un cuello
circummulier
(misershlieman
que se perdió el acantilado
que no alcanzó a beber en estos
cántaros del légamo
del musgo
no tuvo
un ancla de algas rojas que lo
atara a la madre
un caramillo)
aquí fue la demorada fiesta
de los metales y los vasos
–camaleones–
de los vientres nacían ya
empenachadas las cabezas
después romper el asa
aquel camino a los orígenes
ruta imposible a la inocencia –ephistropheé–
marcharse al campus
esperar que el sueño fuese
«justo allí
cuando las moiras lo hilen»
y fue la fila de troyanas con los
odres abiertos
Uber
Uter
Urb(i)s
laudadoras del hueso:
oss
y de su boca:
os
cántico eterno de bacantes
una encima de otra
mulierumorbis alrededor del fuego
predestinadas más que
prediciendo:
—esta es la raza de
morir / hacia ti vamos / el vientre es una crátera / de donde mana leche / vino
/ viros/ somos copa coronada / somos la
concurrencia /
nuestro oficio es el
del ojo: / velar que el hombre-cieno regrese a su morada / y volver a moldear.
Umbra
toma un ilíaco de su octavo esqueleto
Ilio
île
ínsula o
concha que se lleva al párpado
para
escuchar los gritos de las hilanderas
dolorisuxoressorores
verlas
tejer: vestes cubilibus
rebaño
con su piel
dobladas
sobre el (h)uso
sobre el
torno
verlas
cortar las cintas-flautas que cuelgan de su centro
y
presentir
otra ara
de hueso
oss
un
tercer rostro –empenachado–
os
las ve
morirse
plañideras
la otra sobre una
oye
cantar desde lo alto
muralla-amortajadas
se están
volviendo ellas también odre y vasija
de barro son [en] los espejos
color
ladrillo
adoquín
adormideras
parecen
flores cortadas sobre el lodo
se han
echado
entre el
mol y la sangre en los altares
son un
cerco apretado de bocas:
ora-oran
son
argamasa
entre
ciudad y ciudad siente los coros
vuelven
eternamente al elemento
se
entierran mutuamente
se
apisonan:
—nuestro mal no es morir / somos
fuente y final / mardesembocadura ...
(Umbra
con ellas)
—no importa dónde abramos
nuestras arcas
dónde sembremos una nave
quién se atrevió a nombrar
nuestros sudarios
Ilio es una caída interminable
un agua barbotando desde nuestro
vientre
que no ha cesado de precipitarse
oíd el eco entre las piedras
ítalas
ved el marchito sembradío de
lenguas
que dejó Eneas a su paso
donde quiera que veáis torres
alzándose
cubo sobre cubo de cristal
soñados
hacia arriba
haciarriba
y un círculo de antorchas allá
abajo
abrid los ojos y oiréis arder la
llaga
caer las piedras
veréis a las pequeñas mujeres
amarillas
per
Umbra(s)
que dicen cualquier nombre:
—anna / masha / lin,
—y se van de cabezas hacia el
fuego.
Imagen: Balthus
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