“Soy surge de lo bruto, de
un impulso de los chicos de hacer algo”, nos cuenta Walter Manrique director de Soy que
vuelve el lunes 30 con auditorio lleno. Parte de lo íntimo, de una puesta en
escena en un lugar que no se podría llamar teatro, pero donde se puede dar el
espacio para esta nueva idea que nace de la necesidad de los jóvenes artistas
de querer expresarse. En esta su segunda temporada Soy en sus cuatro monólogos ahonda,
en lo que el director cree en cada uno de sus proyectos, el fondo. En un
escenario se desarrolla la historia desde el interior.
“Quienes se aventuran como
nosotros nos dan la oportunidad de tocar temas que no habríamos tocado en otra
posición”, Walter nos explica
que como un conjunto de artistas que recién se inician en este recorrido se
puede apostar por expresarse sin mayor preocupación como la podría tener una
compañía de teatro con años de experiencia. Cuando se empieza el objetivo es
claro para el director, ser uno mismo. Iniciar en la dirección le da libertad
de arriesgar, no solo en el tema sino también el montaje.
“Estoy seguro de quienes
marcan diferencia son quienes son fieles a sus principios” Todos los del elenco son jóvenes, tienen
la licencia de ser diferentes. Soy se forma desde los mismos actores quienes
proponen sus monólogos que construyen la obra a lo largo de los ensayos. Si
hablamos de tendencias, Walter no se adapta a ellas sino que tiene la
convicción de ser autentico. La seguridad que sostiene sus trabajos se proyecta
en un estilo propio.
“ El arte no se mueve por
criterios estéticos sino por criterios emotivos” Soy quiere, como lo explora Walter en sus
producciones, causar un impacto. Despertar en su espectador sensaciones que no
se limiten a calificar su obra como estética o no, sino que incomoden, que
muevan. Como lo hace también en cine, el director busca marcar un mensaje con
el teatro y Soy apunta a hacerlo, con un público específico, los jóvenes.
“El arte es un motor de
desarrollo social, cultural, filosófico; siempre lo ha sido” Desde su ojo crítico, como el de todo
artista, Walter considera se debe llegar a un consenso entre el arte y el
desarrollo social. La televisión peruana, coloca una barrera entre la
realidad y la forma en la que la
sociedad se involucra en ella, Walter considera que consumir arte es un
vehículo para lograrlo. El arte te despierta sensibilidad, como él dice, genera
la capacidad de ponerte en el lugar del otro como ejercicio de empatía. Soy
puede llevar a entender los nuevos
discursos que se forman a partir de las preguntas de los jóvenes, de sus
catarsis.
“ La mejor seguridad que
puede tener un artista es su propia vida” Walter parte de lo experimental, sin una hoja de
vida que tenga innumerables escuelas de arte impresas, él se siente seguro
gracias a lo vivido y a la crítica que le genera. Cuestionarse los años
escolarizados, el ejercicio de debatir por sus estudios de derecho, el leer y
consumir arte se han destilado en el artista que no deja de formarse. La
certeza, en él, está en expresar a partir de una base de experiencias que lo
fortalecen. Soy es la primera obra de teatro que dirige Walter, este primer
intento le suma aplomo. La experiencia se conecta a la responsabilidad de ser
un director y tener que dar la cara al montar una obra de teatro. El ego no
interfiere, sino que interviene a la hora de plasmar la personalidad del
artista en su obra. Al disfrutar trabajar en equipo, Walter es tolerante compatibiliza
con el amor al arte de quienes colaboran en sus proyectos desplazando el ego.
Soy es una propuesta íntima de teatro con funciones del lunes 30 al
miércoles 01 de agosto y desde el miércoles 6 hasta el sábado 11, todas a las
7:30 pm en Calle Santa Catalina 203, promete cuestionarte quien eres. Las
entradas pueden reservarse al inbox de la página de Facebook de Soy con
capacidad limitada.
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