La semana pasada dos buena noticias alegraron nuestro monitor: Berta García Faet fue galardonada con el Premio Nacional de Poesía Joven "Miguel Hernandez" 2018 en España por Los Salmos Fosforitos (que en nuestra humilde opinión es uno de los libros más hermosos de los últimos años) y el mexicano Alejandro Albarrán ganó el Premio Internacional de Poesía Manuel Acuña 2018 con el libro "Algunas personas no son caballos" (con el que esperamos hacernos muy pronto). Desde este pequeño blog los felicitamos y van dos poemas:
LI. - Berta García Faet
Yo también he sido así, desde el óvulo:
un lloriqueo amplio, intercalado
de números impares y de lyrics.
Y nada más. Así es la vida.
Bueno, sí: y nada más
y nada menos que 11’03 novios. Cuando tenía 11’03 años,
sufría sufría sufría
porque sufría; ahora ahorita ahoritita no, porque algo
bueno, sí
más o menos he aprendido:
“me he investigado a mí mismo”, dijo Heráclito;
“y no me duele”,
dije yo, “y yo también
digo mentiras”. Pero no pasa nada. A veces lloro no me ves
no pasa nada. Hace 1.001 noches
o vicisitudes fucsiaocres que no lloro.
El problema es que me río,
sin conjeturas;
a veces no me ves. Otras veces M. Bovary c’est moi
quien desvía la mirada, y tal;
soy yo quien llora delos sus oios
porque sucede que soy un collage
de rabietas (y/o cuchichíes). No, en serio,
en este poema debo auto-representarme
como “nena quejicosa” como “espantadiza
perdiz” “púber
y depresiva”
pero sucede que soy
simple,
SORPRESA
feliz. A mí qué me importa
el existencialismo! Bueno, sí me importa:
y nada más
lejos de la realidad que Berta García Faet
(qué vergüenza!)
cual piedra.
En este poema debo auto-representarme piedra
a piedra; sin
consecuencia,
utilizo la 3ª persona del plural (qué vergüenza!);
quiero dejar constancia de que no todo fue
burla y mentira.
Quiero dejar constancia de que
no todo se fue.
Quién se fue?
Qué vergüenza!
Circular - Alejandro Albarrán
Una llanta, antes una rueda: un círculo.
Un círculo
sobre una línea recta – o casi,
no es geometría es
un atropello.
Y a esta distancia, en los ojos de un perro,
una T invertida.
Y sobre otra línea recta un oficial de tránsito
da una orden: “circulen”,
como si el fin fuera una rueda.
Como si a cada uno se nos fuera designado un
destino igualmente circular.
“Circular, circular”, repite el oficial en la
banqueta.
Circular en donde diga:
El compañero Alejandro Robles ha fallecido.
Pero que no se diga de él, fue un buen hombre,
un esposo confiable,
pero que no se diga, se ha parado la sangre, hoy
ya no circula.
Cuando camino en línea recta en una calle ¿quién
se curva? ¿Quién da vuelta y
[gira
en la esquina equivocada y yace,
acto seguido, en el suelo con una llanta encima?
Y sobre la banqueta el oficial repite su misa de
cuerpo presente: “circule, circule”,
como si al pronunciarla, la palabra misma
doblara el aire,
el suelo enjalbegado por el que pasan
pasos como ruedas, como pesos
caídos del bolsillo del hombre atropellado:
Un peso rodando,
girando.
Un peso muerto:
Un peso que se le fue de encima.
Somos parecidos a nuestros amigos los ratones,
pero más superficiales. Me lo dijo un amigo.
Lo que nos hace falta es profundidad.
Por lo menos ellos, lo ratones, corren por
adentro de su rueda,
aunque también se empujan, como los mirones
queriendo ver el cuerpo de un hombre atropellado.
No mire. Camine en línea recta.
No preste atención a lo que pasa a su alrededor:
son los consejos
para una vida sana. Hosanna en la tierra,
Hosanna en el cielo,
que se arquea. Camine, camine sobre este cuerpo
muerto
que es la tierra. Haga caso: “Circule, circule”.
LI. - Berta García Faet
Yo también he sido así, desde el óvulo:
un lloriqueo amplio, intercalado
de números impares y de lyrics.
Y nada más. Así es la vida.
Bueno, sí: y nada más
y nada menos que 11’03 novios. Cuando tenía 11’03 años,
sufría sufría sufría
porque sufría; ahora ahorita ahoritita no, porque algo
bueno, sí
más o menos he aprendido:
“me he investigado a mí mismo”, dijo Heráclito;
“y no me duele”,
dije yo, “y yo también
digo mentiras”. Pero no pasa nada. A veces lloro no me ves
no pasa nada. Hace 1.001 noches
o vicisitudes fucsiaocres que no lloro.
El problema es que me río,
sin conjeturas;
a veces no me ves. Otras veces M. Bovary c’est moi
quien desvía la mirada, y tal;
soy yo quien llora delos sus oios
porque sucede que soy un collage
de rabietas (y/o cuchichíes). No, en serio,
en este poema debo auto-representarme
como “nena quejicosa” como “espantadiza
perdiz” “púber
y depresiva”
pero sucede que soy
simple,
SORPRESA
feliz. A mí qué me importa
el existencialismo! Bueno, sí me importa:
y nada más
lejos de la realidad que Berta García Faet
(qué vergüenza!)
cual piedra.
En este poema debo auto-representarme piedra
a piedra; sin
consecuencia,
utilizo la 3ª persona del plural (qué vergüenza!);
quiero dejar constancia de que no todo fue
burla y mentira.
Quiero dejar constancia de que
no todo se fue.
Quién se fue?
Qué vergüenza!
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